Capítulo 39
En ese momento, terminó el ritual de los hombres del Bosque de Nervana, con el anciano llamado Lehijin como líder.
Tan pronto como terminaron su ritual, Enya vio a un hombre corpulento correr hacia ella.
—Me preguntaba cuándo vendrías. ¿Cómo te las arreglaste para mantenerte consciente?
Yaru regañó a Rayhald, quien ignorando su tamaño, se hizo un espacio entre las mujeres y ocupó el lugar más cercano a Enya.
—Si prestas atención, a todos les es difícil mantener el equilibrio ya que el cuerpo tiembla. De todos modos, ¿de qué me perdí? ¿De qué estaban hablando para que no puedan dejar de reír…?
Al ver a Rayhald chasqueando los labios y frotándose las manos, Enya no pudo evitar reír.
Río un par de veces, cuando de repente, todo a su alrededor se quedó en silencio.
Enya miró a su alrededor con ansiedad, preguntándose si había cometido un error.
Pronto, Fiarca exclamó.
—¡Te has reído!
Al mismo tiempo, Rayhald y las mujeres que aún estaban reunidas a su alrededor estallaron en vítores y gritos.
—Wow, es cierto. Siempre has mostrado timidez, apretando los labios así desde un principio por lo que no parecía que estuvieras realmente sonriendo. Es bueno verte sonreír de esta manera.
—Oye Rayhald, vuelve a actuar como un mosquito. Hagamos reír a Enya una vez más.
—¿Qué? ¡Nunca he hecho algo así!
En un instante, los alrededores volvieron a ser ruidosos.
Enya apretó los labios nuevamente y reflexionó sobre esas palabras.
«¿Me sentía intimidada…?»
Tal como decían, tal vez siempre se sintió de esa manera fuera. Ella solo se mordía el labio, incapaz de reír incluso cuando algo era gracioso, y las expresiones que podía hacer eran limitadas ya que solo podía andar por ahí, incapaz de poder encajar con la gente.
Entonces, Fiarca puso su mano sobre su hombro.
Enya miró a Fiarca. Sus ojos brillaron suavemente hacia Enya con una sonrisa refrescante.
—¿Qué opinas? Fue agradable venir a ver la ceremonia, ¿verdad? Es solo un día para recuperarnos, pasar el rato y comer de esta manera. Durará hasta la noche, ¿te quedarás hasta entonces?
No había razón para no asentir con la cabeza ante esas palabras.
Amistad en un ambiente alegre que nunca antes había sentido. Ante esa dulce tentación, Enya fue incapaz de recuperar los sentidos como una abeja en miel.
En efecto, el banquete que comenzó nada más terminar la ceremonia continuó con mucha naturalidad y vida.
La gente del Bosque de Nervana mostró un gran interés en Enya, y al mismo tiempo se abstuvo de expresarlo en la medida en que ella no se sintiera agobiada, y cada uno comenzó a pasar un buen rato a su manera.
—La araña calavera es nuestro mayor enemigo.
Al otro lado de la fogata, los relativamente jóvenes del bosque de Nervana tocaban sus instrumentos, aplaudían y cantaban para crear un ambiente festivo. Enya estaba sentada alrededor de las personas mayores que los miraban con deleite y mantenían una conversación constante entre ellos.
—Cada año, enviamos guerreros fuertes entre las mujeres de la tribu para encontrar la telaraña de la araña esquelética. Lo mismo ocurre con los varones de la tribu Lehijin.
Dijo Kiyan, mirando felizmente a Yaru y Fiarca desde el otro lado de la fogata, burlándose de Rayhald y disfrutando de las festividades.
—Esas dos son tan excepcionales que no pueden ser comparadas con nadie.
Enya miró con admiración y envidia mientras observaba las sombras de los vibrantes jóvenes del Bosque de Nervana proyectadas sobre el fuego ardiente. El deseo de convertirse en una persona en la que alguien así pudiera confiar comenzó a florecer dentro de ella.
—¿Hay alguna razón para arriesgarse a buscar la telaraña de la araña esquelética?
Enya se estremeció al pensar en el monstruo calamitoso llamado Araña Esquelética que había llevado a la tribu de Nervana al borde de la extinción.
Kiyan respondió a la pregunta con una mirada penetrante.
—No podemos evitarlo. Todos los años hay mujeres que quedan embarazadas y no tenemos una 'Hija del bosque' para controlar a la araña esquelética.
Enya no pudo entender a lo que se refería, por lo que tuvo que preguntar.
—¿Mujeres embarazadas? ¿Qué tiene eso que ver con la araña esquelética...?
Al escuchar su pregunta, Kiyan cambió su expresión de inmediato. Murmuró con voz hosca.
—Todo. La araña esquelética percibe a su presa incluso con los ojos al revés. Sus presas favoritas son mujeres embarazadas y bebés recién nacidos.
Enya sintió que se le erizaba la piel de los antebrazos. Continuando con sus palabras, los ojos de Kiyan captaron la luz roja de la hoguera y brillaron como si estuvieran en llamas..
—En el pasado, había un linaje noble que podía controlar monstruos tan catastróficos durante generaciones. Las llamábamos la Hija del Bosque. Sin embargo, ahora su existencia ha desaparecido en el lado oscuro de la historia. Estamos en la misma situación que las tontas tribus de Argon que perdieron a su "Hija del desierto" hace mucho tiempo. Más aún después de perder la última línea de sangre restante …
Dolor nubló los ojos de Kiyan mientras decía esas palabras. Entonces, de repente, observó fijamente el rostro de Enya.
Enya tembló después de identificar un deseo oculto y grandes expectativas en la expresión de Kiyan.
«…¿Por qué? ¿Por qué Kiyan me mira de esa manera?»
Fue en ese instante. Algunos de los jóvenes de la tribu de Lehijin, que estaban celebrando junto a la hoguera, se acercaron a ellos.
Kiyan frunció el ceño y les dio una mirada reprobatoria. Sin embargo, el grupo de hombres corpulentos liderados por Rayhald, habló con Enya sin dejarse intimidar por la mirada de Kiyan.
—Oye, Enya. ¿Qué haces ahí con los ancianos? Ven aquí y diviértete con nosotros. ¿Querés que te enseñe a cómo hacer sonar un cuerno?
Había tres o cuatro hombres que lucían tan jóvenes y saludables al igual que Rayhald, sonriendo refrescantemente mostrando una sonrisa perfecta. Todos se habían quitado la parte superior que cubría sus cuerpos justo después de completar la ceremonia.
Ellos también tenían un tatuaje en sus musculosos antebrazos como muestra de haber realizado con éxito la ceremonia de mayoría de edad.
—Estos son Leroi, Zacarías y Cugnanc, mis amigos.
Rayhald señaló y los presentó con humor. Entonces la reacción por parte de ellos vino de inmediato.
El hombre que fue presentado como Zacarías envolvió el cuello de Rayhald con un brazo y guiñó un ojo a Enya.
—¿Qué opinas, Enya? ¿Vienes con nosotros?
A su lado, pudo ver a Kiyan distorsionar su expresión y abrir la boca a punto de decir algo, pero Rayhald fue más rápido.
—Shh, Kiyan. Esto es parte del plan, ¿lo sabías? Enya es muy joven, todavía no tiene hijos. ¿No crees que es demasiado egoísta para una abuela como Kiyan aferrarse a ella de esa manera?
Si bien no podía entender en absoluto a lo que se refería con "el plan", supo de inmediato que estaban tratando de coquetear con ella.
Los hombres de Aguilea habían actuado de esta misma manera el Día de Reposo cuando no se dieron cuenta de que se trataba de Enya. Entonces, rápidamente sacudió la cabeza, su piel enrojecida hasta los lóbulos de sus orejas.
—Y-Yo ...creo que estoy bien aquí. Estoy bien.
Sin embargo, a diferencia de los hombres de Aguilea, que fueron persistentes, el grupo de Rayhald se limitó a sacudir los hombros una vez y darse la vuelta no sin antes decirle viniese si cambiaba de opinión.
—Vaya, estos hijos de Lehijin. ¿Qué clase de educación se les dió...?
Al ver la escena, Kiran se paró junto a Enya, se cruzó de brazos y chasqueó la lengua.
—¿Qué hay de malo con eso? En este momento están en pleno apogeo, además son los mejores guerreros del grupo. Las cosas son complicadas cuando se refiere a Rayhald, ¿pero sabes? Ninguno de ellos es un mal chico.
Una mujer que estaba viendo la escena junto a la hoguera, con un niño durmiendo entre sus brazos, sonrió ampliamente al escuchar el suspiró de resignación por parte de Kiyan.
El tiempo había pasado.
Mientras tanto, la hoguera casi se había convertido en fuego de leña y el calor del festival se intensificó aún más. Después de que Kiyan se fuera en busca de Lehijin, diciendo que tenía algo que decirle, Enya se quedó sola el tocón de un arbol para seguir viendo lo que quedaba del banquete del bosque de Nervana.
Pronto, una sombra se acercó a ella.
Sorprendida, miró hacia arriba y vio que era uno de los tres hombres que Rayhald había presentado antes.
—¿Quieres una bebida?
El hombre sonrió mientras le entregaba un vaso de madera.
Enya intentó recordar su nombre pero fue en vano. El hombre que estaba mirando a Enya respondió mientras reía.
—Soy Leroi.
Aunque se sintió incómoda con el acercamiento repentino, Enya no pudo alejarlo, así que bajó la cabeza y murmuró que lo sentía. Nunca había estado tan cerca de un hombre que no fuera Tarhan.
Naturalmente, Enya se encogió.
Pero todo parecía indicar que Leroi era excepcional para aliviar cualquier tensión.
—¿Qué? ¿El hermano gemelo de Rayhald…?
Leroy se encogió de hombros con una expresión divertida en su rostro.
—¿No crees que nos parecemos??
—Un poco…
Ante eso, Leroi abrió la boca de inmediato y mostró una expresión desaprobatoria en su rostro.
—¿En serio? ¿Nos parecemos? ¿Yo y ese tipo?
Enya no pudo averiguar qué se suponía que debía decir, por lo que murmuró.
—...Pensándolo bien, puede que no.
Mientras Leroi la miraba y le dedicaba una sonrisa perfectamente amplia, Enya se sintió muy cómoda con él ya que su infantilismo era completamente diferente al de los hombres que conocía. Era como ver a un hermano pequeño.
Así fue como habló con Leroi y pudo hacerse amiga de él.
Realmente era tan joven como ella pensaba. Por fuera, parecía haber pasado la ceremonia de mayoría de edad hace mucho tiempo debido a su alto y musculoso cuerpo, pero al parecer no era más que un nuevo guerrero que acababa de pasar por la temporada de otoño de la tribu de Lehijin, al igual que Rayhald.
También le contó varias cosas a Enya sobre los jóvenes del Bosque de Nervana que habían venido con él antes.
—Cugnac es el hijo de Lehijin. Es casi como el segundo al mando de la tribu, después de Nihitan, por supuesto. El tipo más divertido, claro está, es Rayhald. Zacarías es un lanzador de dagas increíble. Nadie nunca le ha vencido. Y yo…
Dijo, señalándose a sí mismo con el puente de la nariz levantado con orgullo.
—Yo corro más rápido que todos. Soy más rápido que un puma.
Traducción: Claire