Capítulo 38
El voto de primavera era una especie de sistema matrimonial en el Bosque de Nervana. Al igual que en el "Día de descanso" de Aguilea, sucesores se engendraban durante la “Temporada de primavera”.
Sin embargo, se le explicó que a diferencia de Aguilea, donde el concepto de matrimonio era repudiado, en el Bosque de Nervana era muy común que un hombre y mujer pasaran cada temporada de primavera juntos sin prestar atención a los demás por el resto de sus vidas.
Yaru murmuró en voz alta mientras pelaba la piel de la cebolla verde.
—Por supuesto, creo que esa costumbre de Aguilea es realmente buena.
—Así es, Yaru, hasta que diste a luz a Yasmin, cabalgabas como un mono en la cintura de este hombre y en la espalda de aquel.
Fiaca se burló de Yaru y rió.
Las mujeres del Bosque de Nervana bombardeaban a Enya con preguntas, pero nunca insistieron en una respuesta ni esperaron con la vista fija en su boca. Mientras Enya pensaba por un momento, rieron y bromearon entre sí, y cuando Enya se encontraba lista para responder, se centraban en esta con un entusiasmo aterrador.
De esa manera, Enya logró abrir rápidamente su mente y disfrutar charlando con ellas cómodamente.
Era la primera vez que experimentaba algo parecido. Era extraño que no hubiera una sensación de alienación o inseguridad incluso en medio de tanta gente.
«¿Esto es lo que se siente pertenecer a algún lugar?»
Por supuesto, hablar con Ihita y la abuela Piache también le dio placer y alegría, pero esto era algo completamente diferente. En el pasado, no podría haber imaginado lo emocionante que sería estar rodeada de mujeres de su edad, reír y charlar sobre lo que sucedía en el día a día.
Sobre todo, Enya estaba más sorprendida por el hecho de que Yaru ya era madre de una hija llamada Yasmin.
—¿Yasmín? Ah, ¡Yasmín, ven aquí!
Ante el llamado de Yaru, una niña que parecía tener unos doce años saltó de la multitud y corrió hacia esta.
Yaru era casi tan pequeña de estatura como Enya, y a primera vista, parecía una niña debido al corto cabello que tanto caracterizaba a la gente del bosque de Nervana. El hecho de que ya tuviera una hija de ese tamaño fue una gran sorpresa para Enya.
—Vamos, saluda.
Mientras observaba a Yaru tomar a Yasmin en sus brazos, no pudo evitar notar que su niña se parecía mucho a alguien que conocía.
Las mujeres del bosque de Nervana eran todas amables y realmente conocedoras. Además, la mayoría de ellas habían dado a luz y algunas tenían bebés recién nacidos. Incluso intentaron entregar a sus hijos en brazos de Enya sin previo aviso.
—¡N-No puedo! ¡Nunca antes he sostenido a un bebé! Sí llegó a dejarlo caer...
No dudaron en entregarle sus bebés, hasta el punto en que Enya, que no era inmune a este tipo de generosidad, se negó.
—Vamos, vas a estar bien. De todos modos, un día tendrás a uno entre tus brazos. Ese sublíder de Aguila, no creo que deje a Enya dormir plácidamente cubierta entre sábanas por la noche.
—Así es. Así es como todo el mundo practica para convertirse en madre.
Las mujeres casi forzaron la niña en sus brazos, lanzando bromas que Enya no pudo soportar.
La bebé que sostuvo por primera vez en su vida era tan pequeña y blandita que llegó a pensar se rompería entre sus manos ante el más mínimo movimiento. Enya la sostuvo en sus brazos, temiendo que se pierda el aliento de esa pequeña vida.
—Tú, eres tan bonita... es la primera vez que veo a un bebé tan encantador.
Para ella, que no tuvo más remedio que mirar desde lejos a las mujeres Aguileñas cuidar a sus hijos, ese momento fue muy emotivo.
Enya miró a la niña en sus brazos con los ojos llorosos, lágrimas casi rodando por su rostro.
…Una vida demasiado pequeña y preciosa se retorcía entre sus brazos.
La madre de la niña notó la alegría en el rostro de Enya y le dijo el nombre de la niña.
—Su nombre es Henna. Parece que te gustan mucho los niños. Definitivamente serás una buena madre.
Esas palabras parecieron derretir suavemente el corazón de Enya, que sólo había pasado por experiencias dolorosas como si espinas hubieran sido clavadas en ella. En medio de todo esto, no pudo evitar admirar realmente a esta gente.
¿Cómo podían haber personas ser tan amable y sin prejuicios?
Enya se sintió un poco abrumada con el armonioso intercambio que se encontraba teniendo con personas que había conocido por primera vez.
Nunca nadie había dicho algo así...excepto Tarhan.
«¿...Qué estará haciendo Tarhan ahora mismo?»
Pensó en Tarhan, que la había despedido esa mañana, incapaz de ocultar su desgana. No podía imaginar cuál sería su reacción si estuviera aquí ahora mismo.
Él, al igual que Enya, no estaba completamente familiarizado con este tipo de trato. Cuando pensó que él podría evitar ciegamente este lugar, tal vez incapaz de ocultar su desconcierto, soltó una carcajada.
Pensó en Tarhan y de repente pensó que no podría soportar verlo en este momento. Mientras miraba al bebé recién nacido, le vino a la mente un momento del pasado el cual habia olvidado.
Sintió como si una aguja estuviese perforando su corazón.
Por supuesto, el humor sombrío pronto desapareció, gracias a la vivaz energía de las mujeres a su alrededor.
—¡¿Qué?! Empezaste a vivir en la misma cabaña que ese hombre incluso antes de tener tu primer período, ¡¿y aún así todavía no tienes hijos?!
El interés de la gente del bosque de Nervana en Enya no tenía límites. Sentían curiosidad por todo lo relacionado a Enya, en particular, sobre la relación entre ella y 'el sublíder' de la tribu Aguilea.
Luego, cuando se reveló que Enya había estado con Tarhan durante más de una década y que los dos no tenían hijos, literalmente enfurecieron.
Fue una reacción tremenda, como si la supervivencia de su clan dependiera de ello.
—¡De ninguna manera! ¡Ese sublíder, yo no lo veía de esa manera! ¡Es una sandía sin semillas!
Estaban muy desconcertadas.
Al mismo tiempo, hicieron preguntas sobre cosas muy personales y vergonzosas sin dudarlo, como la forma en que pasaba las noche con él, la posición, el número de veces, etc., haciendo que Enya se avergonzara lo suficiente como para poner los ojos en blanco varias veces.
—¿Alguna vez has probado acostarte con otros hombres además de él?
—¿Realmente hiciste un voto de primavera con un hombre tan patético?
—No te preocupes. El voto de primavera es sólo una promesa entre dos personas. ¡No hay necesidad de enredarse allí! ¡Deshaste de ese hombre patético que no puedd darte hijos y comienza una nueva vida!
Al final, las mujeres se calmaron después de que Fiarca, que estaba observando la situación, levantó el dedo y las insultó un par de veces, diciendo que no avergonzaran a Enya de esa manera. Sin embargo, incluso después de calmarse, rechinaron los dientes como si no pudieran soportarlo, albergando resentimiento hacia el segundo a cargo de la tribu de Aguilea.
—¡No puedo creerlo, viviendo con una mujer tan preciosa como Enya, todavía no ha podido darte un niño! ¡Esta es la primera vez en mi vida que he sentido tal conmoción!
—Realmente no volveré a juzgar a las personas sólo por su apariencia…¡pero al sublíder de Aguilea no lo veía de esa manera! ¡¡Realmente me engañó su apariencia...!!
Se masajearon la frente y negaron con la cabeza, chasqueando la lengua.
Enya no entendió esa reacción y se sonrojó.
¿Por qué esa reacción? Era como si Tarhan fuera el único responsable de no tener hijos.
No pudo responder ante esas palabras.
«Tarhan, una sandía sin semillas.»
Ella nunca había pensado en semejante tontería.
Enya inclinó la cabeza ante la repentina oleada de vergüenza. Nunca había dudado de la fertilidad de Tarhan. Eso era algo que incluso la abuela de Piache había reconocido.
Se sonrojó al pensar en el miembro del hombre que se erguía alto entre el frondoso arbusto, en pleno calor, devastando su cuerpo todas las noches. Su miembro siempre se elegía, majestuoso, al punto de alcanzar su vientre.
Recordó cuando la gente de la tribu ataba a las yeguas a postes para aparearse inmediatamente después de domesticar a caballos salvajes.
Enya había visto al exitado semental relinchar una y otra vez a la espera. Una vez suelto, el animal corrió salvajemente por el suelo, se subió encima de la hembra y eyaculó una y otra vez, resoplando cada vez, su largo miembro que colgaba entre sus patas finalmente suelta.
Incluso cuando las mujeres de la tribu se rieron al pasar por el lugar, Enya solo se sonrojó al recordar a Tarhan.
Enya era demasiado débil en comparación a él. Fue incapaz de hacer nada incluso después de alcanzar la edad suficiente para pasar por la ceremonia de mayoría de edad, por lo que solo pensó que ella era incapaz de tener hijos.
Al igual que en otros campos de la medicina, la abuela Piache, que está familiarizada con el cuerpo y el parto de las mujeres, siempre dijo que el cuerpo de Enya era diferente al de las otras mujeres.
“—El cuerpo de Enya es como el invierno. No importa cuántas semillas se siembren, los brotes están fríos y no pueden germinar”.
Cada vez que escuchaba esas palabras, Enya sentía una punzada de tristeza, pero al final, no tuvo más remedio que admitir sus palabras.
Como ella dijo, era su cuerpo el que siempre estaba tan frío como la nieve en pleno invierno.
El cuerpo de Tarhan estuvo caliente todo el año, como un fuego abrasador, pero su cuerpo siempre se sintió tibio sin importar cuánto tiempo estuvo sostenida por Tarhan. Luego, cuando estaba lejos de él, su piel volvía a estar fría, como la piel antes de la congelación.
—Ta-Tarhan está bien.
A pesar de que las mejillas de Enya estaban casi enrojecidas, exclamó vacilantemente ante las mujeres del Bosque de Nervana. Incluso si eran dulces y amables, ella no se sentía cómoda menospreciándolo de esa manera.
Era su patético cuerpo el que le hizo perder una y otra vez a su niño.
Mientras Enya bajaba la cabeza, incapaz de encontrar palabras para defenderlo sin menospreciarse, Fiarca, que la había estado observando en silencio, abrió la boca.
—Vamos, debe ser porque la temporada de primavera está a la vuelta de la esquina, por lo que parece que todo el mundo está de celo.En vez de sentir curiosidad por saber lo que sucede por la noche en el hogar de alguien más, agarren a sus hombres esta noche y hagan algo para aumentar el número de integrantes de la tribu, el cual se está disminuyendo. ¿Qué hay de bueno en que desaparezca el bosque de Nervana? Todas, demos nuestro mayor esfuerzo y hagamos todo lo posible para preservar el lugar donde vivimos con los hombres que solo podemos frecuentar en la temporada de primavera.
Al escuchar las palabras de Fiarca, algunas mujeres se rieron.
Traducción: Claire