Capítulo 26

Bosque Salvaje - Novela

07/24/2023

Capítulo 26



Construyendo momentos



Tal como había dicho Tarhan, cuando se declaró la guerra a Argon en las Grandes Llanuras, el espíritu de guerra se extendió por todo el territorio Aguileño.

 

Un número cada vez mayor de carretas que transportaban mercancías se desplazaban hacia y desde las llanuras de Aguilea, transportando hombres y piedras preciosas para convertirlos en tropas y armas, respectivamente. En el extremo sur de la llanura entre el altiplano y el mar, hogar del pueblo aguileño, se preparó una base para la guarnición de las Fuerzas Aliadas de las Grandes Llanuras.

 

—En estos días, todos los hombres van a cortar leña. Afilan los árboles caídos y luego los apilan para crear un sólido muro defensivo alrededor del área del pueblo. Parece que no hay suficiente mano de obra allí.

 

Gracias a las visitas ocasionales de Ihita donde le contaba los recientes acontecimientos de la aldea, fue que Enya pudo enterarse de las noticias sobre las preparaciones para la guerra contra las fuerzas de Argon.

 

—Escuché que el hierro usado para hacer lanzas y escudos es traído desde Perugia pero parece que estalló un gran problema entre las fuerzas de Serbia y las de Avisak en el camino. El subjefe de la tribu fue llamado desde la herrería por la mañana para resolver ese problema.

 

Cada vez que escuchaba tales noticias, Enya sentía que se le rompía el corazón.

 

La fricción entre Avisak junto a las recién llegadas aldeanas de Perugia y las fuerzas de Aguilea, hizo que la ardua preparación para la guerra fuese aún más sombría. Enya estaba preocupada por Tarhan, pues dado que supervisaba y administraba todo el proceso, había estado comiendo y durmiendo casi todo el día con artesanos que habían emigrado de las llanuras del norte para desarrollar nuevas armas.

 

Estaba muy, muy ocupado.

 

Había mucha gente que lo necesitaba aquí y allá, y como Tarhan solo era uno, regresaba todos estos días sin tiempo para nada más que dormir, y ni bien se levantaba, una vez más salía antes del amanecer.

 

Ahora que se le había agregado el nuevo título de jefe de las fuerzas aliadas al sublíder de la tribu de Aguilea, parecía que no habría nadie con una carga tan grande como la de él en las Grandes Llanuras.

 

Por supuesto, Enya tampoco se la pasaba tranquila en casa. No fueron solo los hombres los que se movilizaron para los preparativos de guerra.

 

Las mujeres también eran muy necesarias para abastecerse y producir materiales para la guerra, yendo y viniendo entre la herrería y sus casas. Cada pieza de ropa y comida bien preservada que hacían con sus propias manos eran valiosos suministros que servirían para la guerra, así como para alimentar caballos y Gerpans  

 

Enya tuvo que preguntarle a Ihita sobre esos extraños animales a los que llamaban “Gerpan”.  

 

—¿Gerpan?

 

—Un Gerpan es una nueva bestia traída por Perugia, un monstruo de nivel inferior parecido a un caballo y una mula. Dicen que recientemente lograron domesticarlos. 

 

Se decía que un Gerpan era más manso que un caballo salvaje y se esperaba fuera utilizado como un medio de transporte más rápido y pequeño.

 

Ihita también señaló que Avisak fue quien promovió activamente traer a los Gerpan.

 

—Es la primera vez que tenemos una guerra de esta escala, por lo que todos están muy ansiosos y asustados. Todos los líderes de las fuerzas aliadas en las Grandes Llanuras se están reuniendo en Aguilea. Últimamente ha aumentado tanto el número de carretas donde se transportan mercancías que incluso han tenido que trabajar en la ampliación de la carretera del norte.

 

Los vientos de guerra estaban cambiando drásticamente a Aguilea. Incluso los trabajadores comunes estaban ocupados hablando de la guerra cada vez que abrían la boca, ya sea en el trabajo, en las aldeas o entre las riberas de los ríos y los campos.

 

—Creo que todos piensan que es por el valor del nombre de Tarhan.

 

Ihita dijo con un rostro bastante orgulloso. Por otro lado, Enya no pudo estar feliz de escuchar eso. Más bien, sintió una terrible inquietud.

 

Las fuerzas de las Grandes Llanuras se estaban reuniendo en un solo lugar. No fue difícil para ella entender lo que eso significaba.

 

En este momento, Aguilea estaba dividida en gran medida por dos fuerzas que se enfrentaban constantemente. Una era la antigua facción de Aguilea, Kahanti, y los ancianos que lo apoyaban junto a los que seguían a Serbia y su hijo mayor, Gernan.

 

Y la otra, el grupo que se podría llamar la nueva Aguilea con Avisak de Perugia, las figuras clave que ésta trajo consigo y algunas de las fuerzas que reclutó en Aguilea. Además, estaban las otras fuerzas que también componían las Grandes Llanuras, quienes luchaban constantemente entre sí. Sin embargo, entre todas ellas, las dos de Aguilea eran las más preocupantes.

 

Tarhan estaba en medio de todo y era el responsable de controlar la situación. Ni siquiera podía imaginar cuánta presión y tensión estaría sintiendo en estos momentos.  

 

—Enya, hoy también vendrás al campo de hierbas medicinales, ¿verdad?

 

Ihita preguntó a Enya, llevando una canasta con frescas hierbas medicinales recién cosechadas. Enya asintió rápidamente.

 

Recientemente, Enya seguía a Ihita para trabajar en el campo de hierbas medicinales administrado por la abuela Piache.  

 

'Lo que necesitamos en la guerra no son ni armas ni tropas, sino hierbas medicinales y curanderos.'

 

Se esforzaban todos los días en aquel campo que recientemente había comenzado a aumentar de tamaño, de acuerdo a como consideraba necesario la abuela Piache.

 

«Después de todo, no he estado en el taller de mujeres desde ese día, así que es algo bueno.»

 

Sintiéndose agradecida por poder trabajar junto a la abuela Piache e Ihita, Enya se preparaba para salir tan pronto como abría los ojos en las mañanas y rápidamente se dirigía al campo de hierbas medicinales. 

 

Allí ayudaba a cuidar, recolectar y moler plantas medicinales para volverlas medicina.

 

«¿Por qué no trabajé aquí antes?»

 

Sintiendo alegría por su trabajo, Enya se dedicó a dar todo su esfuerzo. 

 

Al principio, la abuela Piache, que estaba preocupada por la poca resistencia física de Enya y sus piernas, la miraba con desaprobación. Fue después de ver su entusiasmo que poco a poco comenzó a cambiar de opinión. No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a enseñarle a Enya métodos simples para preparar medicinas y todo tipo de hierbas.  

 

—Definitivamente no tienes talento.

 

Por supuesto, no fue fácil aprender algo por parte de la abuela Piache, que tenía una lengua afilada. Aún así, Enya había entendido hace mucho tiempo que era mucho más feliz estando ocupada con Ihita mientras escuchaba los duros comentarios de la abuela Piache que esperando todo el día a Tarhan, sola, en una habitación vacía sin nadie a su alrededor. 

 

—Escuché que hoy habrá una reunión táctica.

 

Enya estaba junto a la abuela Piache, ayudando a sacar el extracto de una planta utilizada como anestésico, y compartió con entusiasmo la noticia que Tarhan le había comentado la noche anterior. 

 

—No lo sé, pero parece que cada facción está pasando un mal momento pues las formaciones de batalla y la composición de las tropas que se usarán difieren mucho de lo que reclama y quiere cada facción.

 

Al final, las expresiones que Tarhan usaba para describirlos, tales como "niños que no saben lo que es el infierno" y "estúpidas cabezas de pollo con nada más que tendones obstinados para ofrecer", fueron enriqueciéndose cada vez más.

 

—...El sublíder debe estar pasándolo mal.

 

La abuela Piache, al escuchar eso, murmuró dignamente.

 

—Es muy complicado mantener la mente intacta siendo el jefe a cargo de una bandada de pájaros que no dejan de querer sacarse los ojos entre ellos.

 

El tiempo pasó volando. Las Grandes Llanuras estaban cambiando rápidamente con el flujo de una guerra sin precedentes. 

 

Todo empezó cuando el Bosque de Nervana anunció su intención de participar en la guerra.

 

El Bosque de Nervana era el bosque más sagrado y desconocido de las Grandes Llanuras de Aguilea, permaneciendo aún como una zona totalmente misteriosa. Debido a la provocación del Desierto de Argon, incluso una tribu primitiva con un linaje antiguo que vivía en la zona más recóndita de las Grandes Llanuras llegó a Aguilea.

 

Cuando las fuerzas del Bosque de Nervana llegaron a Aguilea, Enya también tuvo la oportunidad de conocer a su líder y fuerzas centrales.

 

'Nervana es una tribu antigua que lucha constantemente contra una Araña Esquelética.'

 

Tal como explicó Tarhan, realmente llegaron a Aguilea mostrando una apariencia primitiva.

 

No fue otra que la Princesa de Perugia, Avisak, quien les dio una calurosa bienvenida.

 

'Fui yo quien se contactó con el Bosque de Nervana.'

 

Hace unos días, cuando el Bosque de Nervana envió un mensajero para anunciar su intención de participar en la guerra, Avisak, que estaba allí, lo confesó. Enya había intentado ir a ver a Tarhan, por lo que pudo escuchar aquello cuando se acercó a los barracones donde se estaba llevando a cabo la reunión.

 

'Envié un espía por desesperación, solo por si acaso, pero nunca imaginé que regresaría con vida.' 

 

Avisak sonrió a Tarhan, quien la miraba fijamente con los brazos cruzados, pronunciando duras palabras sin siquiera pestañear.  

 

'Debes reconocer que soy útil, Tarhan.'

 

Tarhan se limitó a mirarla con frialdad. Más bien, fue el corazón de Enya mirando la escena el que se enfrió.

 

Activista y estratega innata, a Avisak se le atribuía haber permitido que las fuerzas aliadas se reunieran rápidamente en Aguilea. Aquellos que la apoyaban por su inteligencia y sus excelentes habilidades sociales estaban aumentando dentro de las Fuerzas Aliadas.

 

Por supuesto, Tarhan sólo la trató como una aliada más y mantuvo una distancia razonable. Desde ese día en adelante, Avisak no pareció pensar en él como algo más que el jefe de las fuerzas aliadas. No obstante, a Enya le dolía el estómago mientras la veía deambular a su alrededor.

 

De todos modos, trató de no mostrarlo lo más posible, pues Tarhan ya tenía muchas cosas de las qué preocuparse. Afortunadamente, Avisak tampoco le prestó atención a Enya desde entonces y parecía realmente concentrada en las preparaciones para la guerra.

 

Recordando los hechos de aquella vez, Enya observó a Avisak dar una calurosa bienvenida a los miembros del Bosque de Nervana con un corazón amargo.  

 

Avisak habló para dar la bienvenida a los habitantes del bosque con los brazos abiertos.

 

—Bienvenidos, guardianes del Bosque de Nervana.

 

De pie detrás de Avisak dándoles la bienvenida, Enya pudo observarlos. Los residentes del Bosque de Nervana, que aparecieron después de una larga espera, contaban con extremidades delgadas y una tez clara, propias de una tribu que vivía bajo las sombras del bosque. 

 

Kiyan, la líder del Bosque de Nervana, extendió un brazo musculoso hacia Avisak y habló con voz firme. Sus gruesos labios rojos formaron una sonrisa  y sus agudos ojos almendrados brillaron intensamente.

 

—¿Eres de Perugia?  

 

Poco después, Kiyan, quien saludó a Tarhan, a los ancianos y a los líderes de cada facción, levantó la cabeza y miró hacia un rincón.

 

Enya, que estaba al final de esa mirada, se estremeció.

 

La líder del Bosque de Nervana miró a Enya de una forma muy extraña. Quizás no fue solo su imaginación, pues Tarhan de pie junto a ella, se situó frente a ésta alzando la barbilla rápidamente.  

 

—Parece que mirar fijamente a otra persona es considerado un tipo de saludo en el Bosque de Nervana.

 

A pesar de su severa voz, Kiyan no pareció dudar ni asustarse en absoluto. Los residentes del bosque de Nervana, vestidos con atuendos extraños y alineados detrás de Kiyan, también se miraron entre sí, intercambiando miradas significativas.

 

—Pido disculpas.

 

Incluso después de eso, los ojos de Kiyan no se apartaron de Enya por un tiempo.







Traducción: Claire

 

Capítulo 26

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